03 December, 2021
Una oportunidad para todos
Conocé nuestro programa Somos Oportunidad.
Facundo se levanta a las 5:30, desayuna y a las 6:15 toma el ómnibus que lo deja en el vivero de Fray Bentos. Allí hace unos ejercicios y se pone a trabajar, al igual que todos sus compañeros, en la sección de estaquillado. Cuando termina la jornada vuelve a su casa, se toma unos mates y mira fútbol. Mucho fútbol.
Hace tres meses que trabaja en Montes del Plata y, según dice, le gustaría estar mucho tiempo más. Al verlo con los compañeros se entiende. Hace poco cumplió años y lo celebró con ellos a pura mateada y compartiendo una comida.
Nada de esto debería ser raro, pero aún lo es para la mayoría de la gran cantidad de personas con algún tipo de discapacidad en Uruguay: un 16% de la población. De esos 500.000 uruguayos y uruguayas, solo un 16%, apenas 30.000, cuenta con algún tipo de empleo.
Facundo es parte de Somos Oportunidad, un programa que venimos impulsando desde 2012, para que las personas en situación de discapacidad tengan la chance de realizarse y ser felices, en igualdad de condiciones que los demás. Tal cual expresan las Naciones Unidas, la discapacidad “resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y las barreras —debidas a la actitud y al entorno— que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad”. Como bien aclara Mariela Baráibar, jefa de Personas, cuando se trata de personas con discapacidad, las barreras las pone el otro.
Incluidos, no integrados
Jorge Rodríguez, subgerente de Personas y CO, recuerda que el programa nació de una experiencia vivida en Brasil. En 2011, en plena labor de construcción del vivero, viajó a ese país para conocer cómo se gestionaban plantas similares, y descubrió que toda la línea de producción estaba cubierta por personal que tenía diferentes discapacidades, trabajando a la par del resto.
Enseguida, quiso replicar la idea en Montes del Plata, pero no para que las personas estuvieran “integradas”, sino “incluidas”. “Nuestra mirada era buscar las fortalezas de esas personas para realizar determinado trabajo. Potenciar esas fortalezas”, cuenta.
Así, se fue involucrando el tema y generando compromiso y, en 2014, luego de un exhaustivo proceso de selección, ingresó Cristian al vivero, un compañero que se ganó el corazón de todos y cambió para bien el clima laboral.
Había miedos, por supuesto, pero no de Cristian. “La gente tenía y sigue teniendo mucho miedo de enfrentar ese tipo de situaciones. No es que la gente sea mala, sino que tiene miedo y no sabe cómo reaccionar”, aclara Jorge, al explicar que una de las claves fue la sensibilización de los compañeros y compañeras. Para eso fueron esenciales—y transformadores—los talleres realizados con los colaboradores, donde se derribaron mitos y miedos. Para esta nueva etapa del programa, hay un equipo de 280 personas “súper motivadas”, dice Mariela.
Uno para todos, todos para uno
Vicente Ortiz es encargado del vivero. Conocía a Facundo de la infancia, pero dice que nunca se hubiera imaginado que pudieran trabajar juntos. “Me sorprendió para bien”, cuenta. Vicente tiene bajo su responsabilidad a Facundo y a Oscar, también del programa Somos Oportunidad. Cada tanto trabaja con Cristian, a quien define como “el viejo sabio”. Junto a Cecilia, son las cuatro personas que hoy cumplen funciones gracias a este programa, todos en el área de vivero.
“El día a día transcurre con total normalidad. Se les dedica un tiempo a ellos, organizando entre todos las tareas, pero hoy en día ya son autónomos y están dispuestos a aprender. Todos andan volando, y en el grupo cayeron bárbaro. Son uno más. El grupo es muy sano, y se están ayudando todo el tiempo. Pero los chiquilines andan diez puntos”, dice Vicente, que se emociona cuando cuenta que ver a Facundo es “fenomenal” y le “llena el alma”.
Siempre adelante
El próximo paso es la incorporación de personal en la planta industrial. Será en el área de laboratorio, en una tarea operativa. "La complejidad de la tarea que pueda realizar dependerá de las habilidades de cada uno y de las condiciones que se les brinden, como ocurre con cualquier trabajador” cuenta Mariela.
“Siempre se dice que nosotros damos un empleo, de calidad y digno. Y eso es cierto, pero esa persona te da mucho más, porque fortalece al equipo, pone en perspectiva un montón de cosas”, agrega Mariela. Por ejemplo, “colaborar, trabajar con equipos diversos, con distintas miradas y necesidades”.
Jorge asegura que Somos Oportunidad “no es beneficencia”. “Acá ellos están inmersos en la tarea que hacen, igual que cualquier otro. Es una oportunidad genuina. Es una oportunidad para que den lo suyo, y esa es la única forma en que alguien se puede sentir bien. Ese es el propósito, que trasciende nuestro trabajo cotidiano, va mucho más allá. Y no es un proyecto de uno. Es un trabajo en equipo que llevó muchos años silenciosos y ahora, con lo de planta, tenemos la oportunidad de ponerlo ahí arriba”. De sus palabras se desprende un mensaje claro: la oportunidad es para todos.
Y Vicente dice que solo se necesita “un poquito de atención” y empatía. Los beneficios, en cambio, son enormes. “Estar con ellos te fortalece en todo sentido. En estar preparado para la vida, porque nadie es ajeno a cualquier discapacidad. Te cae la ficha rotundamente. Y la enseñanza es que todos estamos para aprender en esta vida. En cierto punto, todos somos personas con alguna discapacidad para algo, hay muchas cosas que no podemos hacer, o nos cuestan más. Entonces, ¿por qué ellos no pueden desarrollarse como cualquier persona? Y al grupo le transmite que, si se les da una oportunidad a las personas con discapacidad, se puede”.
“Me gusta este trabajo. Yo antes trabajaba en una pizzería. También me gusta preparar la masa, pero esto me gusta más. Me encanta estar con los compañeros”, dice Facundo, entre risas y bromas con Vicente. Ya es viernes y falta poco para la hora de la salida. Luego volverá a casa, tomará unos mates, mirará fútbol y buscará la felicidad en esas pequeñas cosas que lo hacen sentir pleno. Como cualquiera de nosotros, naturalmente. Como debe ser.